viernes, 5 de marzo de 2010

Take a deep breath

Y escribe. Simplemente, escribe. No importa el tiempo que haya pasado desde la última vez que lo hiciste, nunca es demasiado tarde.

Es cierto que he tenido este espacio no un poco, completamente abandonado. Cuando empiezas a meter la cabeza en este mundo paralelo aún tienes tiempo la otra media en tu mundo anterior, pero esa fase pasa en cuestión de meses. Una vez ya has sumergido la cabeza entera, es tremendamente difícil mantener intacto el hilo que te une con el mundo anterior, además de lo agotador que resulta viajar de uno a otro habitualmente. Los viajes cansan. Y los mentales, me atrevería a decir que más.

Anyway, en estos meses han pasado millones de cosas y ninguna a la vez. Demasiada mescolanza para filtrar con buen criterio lo que plasmar aquí. Podría resumirse en dos etapas: Antes de Navidad y Después de Navidad.

Antes: Todo Edinbra era blanco. completamente blanco, precioso como siempre, azucarado y dulce. El mercado navideño de Princes street acentuaba aún más el ambiente de cuento, de ensueño, del "todo puede pasar aquí, y todo bueno". El aire se respiraba helado, pero yo apenas sentía el frío. Caminaba como flotando por la ciudad, crujiendo la nieve a saltitos, aprovechando los segundos como en éxtasis constante. Los niños, mi edinbramigos, todo exhalaba perfección.

Después: Se me había olvidado lo extenuante de volver a introducir la cabeza, así que tocaba recordarlo. Fue como un despertar del sueño, una vez terminado el curso, con los primeras despedidas y algún que otro problemilla con los enanos. Quién dijo eso de "la cuesta de Enero" no sé si sería consciente de las innumerables aplicaciones que aquello podía tener. ¡Esta es una!
Edinbra seguía brillando, con esos destellos que lanzan las joyas antiguas. Gris cegador, aun con lluvia y nieve. Edinbra nunca decepciona, ni sabe de cuestas de Enero. Pero yo, por mi naturaleza humana y no ciudadil, me debo s los cambios anímicos y emocionales que ello comporta.
Y la vuelta fue una vuelta rara, con alteraciones significantes, que no significativas.

Pero el Después se divide a su vez en dos partes, y la segunda ha empezado hace pocas semanas. De un incipiente desánimo todo ha tornado en un semi éxtasis mucho más enriquecedor que el anterior, ya pasada la emoción de la novedad y los nervios en la tripa. Y todo por la razón por la que se suelen dar estos cambios: Me he vuelto a enamorar. He vuelto a Edinbra, y he vuelto a conocerla. Y no me canso de mirarla, ni de pasear sobre ella. Me he vuelto a enamorar perdidamente de la ciudad. Y vuelvo a escribir porque cada día se me amontonan las cosas que contar en la cabeza, cada minuto descubro algo nuevo para compartir... esta sensación de enamoramiento, como siempre pasa, me hace estar de un humor inmejorable. Y como siempre suele pasar también, eso hace que las cosas vuelvan a su cauce: my wee scottish boys (miles de historias que contar, miles!), my adorable host family (more than I expected), my friends (despite of the leavings, more and better!), my proyects (new course, new life).

Y es que la vida siempre sonríe, sólo hay que entender su sonrisa. Y esta noche, en Edinbra, una sonrisa enorme y blanca se ha posado en el cielo. Tendríais que ser mis ojos. No os quedaría más remedio que enamoraros.

1 comentario:

  1. Estoy ansioso por enamorarme a través de tus ojos. Te remito al primer párrafo de tu entrada...


    OLI I7O

    ResponderEliminar